Aquel que te acompaña en tus
desajustes emocionales, es aquel que comprende que llorar, reír, dudar, acertar, fallar, caer,
levantar, gritar, estar en silencio, hablar, no hablar, no sólo es propiedad
tuya, sino de él y de todos. Es aquel, que no se hunde contigo en el fango,
pero que estira su mano para que la
tomes, independientemente de lo que decidas, él estiró su mano y eso es
suficiente lección. El amor es relativo y es una decisión personal. Primero
somos individuos y luego somos colectivo, y como individuos cada experiencia,
cada vivencia, cada llanto, cada diversión, cada duda, cada crecimiento y
cambio es personal. Tu y yo podemos haber pasado por lo mismo o
parecido, pero NUNCA será visto y sentido de la misma manera, porque somos
únicos, me puedo imaginar, pero no saber exactamente, ya que mi corazón, mi
emoción, mis creencias, mis patrones son distintos a los tuyos. Yo decía, nadie
cambia de un día para otro, pero alguien me enseñó, que en algunos casos y en
algunos aspectos de nosotros eso no es verdad, porque no se trata de cambiar,
es brotar, sacar lo que ya tenemos, nuestra esencia . Podemos cambiar
algunos aspectos que no nos han funcionado, y sustituirlos, con trabajo y en
proceso individual, por otros que si nos funcione, para algunos es más arduo el
camino y para otros es menos espinoso, pero de todas todas, siempre va por
delante mi decisión.
Aún en mis desajustes emocionales,
me puedo sentir feliz, porque hice lo que sentía (lloré, reí, dude, acerté,
fallé, me caí, me levanté) y hoy nuevamente amaneció, ¡¡el mundo no se acabó!!,
me ajusté nuevamente, pero contenta de haber drenado, sin reflexionar y sin
pensar, porque hoy comprendo que no todo es una reflexionadera, sino un sentir
y vivir la emoción y ya. Hoy amaneció y recordé la noche anterior y agradecí a Dios, y al ser humano aquel que
decidió sacar su esencia, estirar su mano, sin hundirse en mi fango y yo decidí
tomar su mano……
¿Esta vida es loca?, puede ser, ¿somos
locos?, puede ser, dicen que los locos son más felices, entonces seré loca
cuando tenga que serlo. Y no nos preocupemos demasiado, que todo lo que nos pasa
para bien o para mal, es una demostración para que no olvidemos que somos la
especie HUMANA.
Todos sin distinción de raza,
creencias, costumbres, posición social, color, gustos y vivencias, hemos
sentido, en algún momento, por corto o largo tiempo: amor, rencor, ira, tristeza,
culpabilidad, alegría, inseguridad, seguridad, llanto, dudas, desmotivación, motivación,
alta autoestima, baja autoestima, ganas de desaparecer, ganas de hacerse notar,
euforia, ganas de matar a alguien, ganas de amar todo. Hemos sido errantes,
asertados. Hemos dicho groserías, de esas que salen de las entrañas, hemos
faltado a la Ley
terrenal y universal, y hemos recibido los efectos, hemos hecho bien a otros y
hemos hecho mal también (intencionadamente o sin intención), puedo seguir con
la lista, que nunca acabaría. Creo que todas estas cosas, son propias de esta
experiencia humana, y considero más sanador aceptarlas y reconocerlas ante
nosotros mismos que desconocerlas bajo la falsa apariencia del “yo no me doy
mala vida” “soy correcta/o”, “yo soy yo y mas nada”.
Claro tampoco voy a andar por ahí
atropellando a todo el mundo amparado en que es “natural” sentir. Ciertamente,
sentir es natural, lo que hagamos con ese sentir es lo que marcará la
diferencia. Y sin embargo hemos atropellado también, pero que bueno es
reconocer, aceptar, perdonarnos y perdonar, eso si es liberador.
“Por primera vez siento que estas a mi lado, aún cuando no estés de
acuerdo en algunas de mis acciones o en algunas de las cosas que digo, pero te
siento, estas allí, sin juzgarme” y siento esto porque principalmente “yo me siento
a mi lado, estoy conmigo, me acepto y estoy aprendiendo a no juzgarme”